El duelo es una respuesta emocional natural siempre asociada con la muerte de un ser querido. Sin embargo, ciertas personas afirman experimentar unos sentimientos similares o idénticos a estos sin fallecimientos de por medio. ¿Es esto realmente posible? Desde el equipo de Contigo-Psicología te damos la respuesta en este artículo. Sigue leyendo y descubre más sobre la fascinante mente humana con nosotros.
Entendiendo las dimensiones del dolor emocional
Como acabamos de decir, el duelo tradicionalmente ha estado ligado a la muerte física de personas o mascotas. Ahora bien, la realidad es que sí es factible sentir procesos similares de duelo en situaciones donde no hay una pérdida de vida evidente. Estamos hablando, por ejemplo, del final de una relación amorosa, una amistad profunda o la pérdida de un empleo significativo. Estas situaciones muy comunes en la vida cotidiana de cualquier ser adulto pueden desencadenar emociones intensas que se asemejan al duelo experimentado tras una muerte, con sentimientos que van desde la tristeza y negación hasta la ira, resignación y en última instancia aceptación.
Una de los casos más notables de duelo sin muerte, también conocido como duelo ambiguo sucede cuando una persona desaparece de nuestras vidas de la noche a la mañana sin dar información alguna., como el término anglosajón “ghosting”, que hace referencia a cuando estás conociendo de manera sentimental a una persona y de repente deja de contestar tus mensajes y tus llamadas. En estas situaciones la sensación de duelo es mayor pues la incertidumbre y las preguntas constantes en búsqueda de respuestas sobre por qué ha actuado así o qué ha podido ocurrir no dejan de reconcomer nuestras cabezas.
¿Cómo superar el duelo ambiguo?
Ya sea provocado por la muerte o por otras formas de pérdida, el dolor emocional debe ser reconocido y afrontado a tiempo antes de que pueda causar daños mayores, como una depresión. Y es que suprimir o minimizar estos sentimientos acarrea efectos negativos a largo plazo en la salud mental y emocional.
Superar un duelo ambiguo, aquel proceso de pérdida que carece de un cierre claro, requiere una combinación de autocompasión y paciencia. Reconocer y validar las emociones confusas es fundamental; aceptar la ambigüedad como parte del proceso permite liberar tensiones. Compartir pensamientos y sentimientos con amigos cercanos o un terapeuta brinda una perspectiva objetiva. Por último, establecer rituales personales de despedida y honrar los recuerdos puede proporcionar un sentido de conclusión.
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